jueves, 18 de agosto de 2016

LOS DE LA VENA Y EL ARMARIO

En multitud de ocasiones, los que somos padres, hemos tenido que improvisar en la crianza de los hijos…casi todos hemos dicho o pensado en alguna ocasión: ¿dónde está el libro de instrucciones de los niños?...claro, no nos enseñan a ser padres….a improvisar toca.

Los hijos, que también lo somos, tampoco aprendemos la importancia de nuestros progenitores hasta que es demasiado tarde…Cuando empiezas a darte cuenta que tu padre tiene razón, ya tienes un hijo que piensa que tú no la tienes.

La diferencia esta precisamente en la experiencia y aunque no es una ciencia exacta, porque ni todos los hijos son buenos hijos, ni todos los padres buenos padres, la faceta de abuelos pone al descubierto la excelencia de la experiencia asimilada, no en vano las sociedades antiguas se caracterizaban precisamente por tener en sus mayores la fuente de la sabiduría trascendental…el consejo de sabios conformado por los más ancianos de la tribu que ejercían a modo de oráculo certero.

Seguro que hasta aquí todos estamos de acuerdo…vamos a liarla un poco: si pensamos que la experiencia es imprescindible para evolucionar…¿Por qué hay tanto sujeto solicitando limitación de políticos en los cargos?...es extraño ¿no?...si queda demostrado que la experiencia es un grado no se entiende, más que desde el punto de vista de la envidia, que se universalice este discurso en ciertos ámbitos.

No cabe duda que en el asunto de los padres existe una componenda sentimental que ayuda a la cohesión de los intereses…como puede ocurrir con aquellos que consagran su vida a una determinada opción religiosa…¿Por qué en política no?...¿es más lógico utilizar la demagogia para quitar de en medio a quien por cualquier motivo molesta en vez de proponer mecanismos de corrección?...No cabe duda de que así es…la mayoría de los que proponen que Salomón corte al niño por la mitad, jamás optaran por ejercer de padres, sino que optan a que quien quiere ejercer no pueda hacerlo.

Imaginad que tenéis una empresa que se dedica a vender encajes de bolillos, acción complicada, que requiere de mucha complejidad y mucho tiempo de formación de los trabajadores…

Imaginad que en el estudio de viabilidad de vuestro proyecto empresarial contemplabais que vuestra inversión se realizo teniendo en cuenta un periodo de 8 años para amortizar la misma y empezar a ganar dinero….

Ahora, después de 7 años, con trabajadores que son especialistas y que fabrican una ingente cantidad de producto que precisamente es lo que permite la amortización de la inversión y la entrada en zona de beneficios a la empresa, resulta que sale una ley que dice que un trabajador no puede ejercer de “bolillista” por más de 8 años…porque dicen que se aprovechan de los precios.

A todas luces, legislar en ese sentido  es todo un despropósito…nadie gana y todos pierden…de hacho, casi nadie fabrica ese producto que antaño era muy cotizado…


Imaginad si ya de por si tenemos políticos ineptos…limitamos la cualificación que se adquiere a través de la experiencia....¿no sería mejor legislar mecanismos de control que eviten los caraduras?...seguramente si, pero eso no saciaría la sed de venganza o la envidia de esos que no proponen  para crecer, sino para que los demás no crezcan….es como si un padre quiere que su hijo sea mal hijo…aunque de todo tiene que haber en la viña de Jose....los de la vena, también quieren salir del armario.

1 comentario:

  1. Más sabe el diablo por viejo.... que por diablo. Se tiran a la basura la experiencia y la sabiduría

    ResponderEliminar